Hacia un nuevo horizonte inmobiliario.

Todos tenemos claro que la situación que estamos viviendo va a provocar cambios en la sociedad. No sabemos exactamente qué, pero hay una frase que se repite como un mantra en boca de casi todos: «…esto va a cambiar…»

Unos hablan de cambios a nivel de relaciones sociales de tal forma que pequeños detalles tan arraigados en nuestra sociedad como es darnos la mano o un par de besos… van a dejar de usarse de momento. Otros cuentan que esas reuniones tan multitudinarias en bares, conciertos, festivales, piscinas, playas… y un largo etcétera de actos sociales con los que tanto disfrutamos tendrán que esperar un poquito más.

De lo que estoy convencido es que estamos aprendiendo mucho: este «choque con la realidad» está poniendo en valor aquellos elementos de la sociedad que son imprescindibles frente a quiénes son superfluos, aquellos a quiénes debemos admirar frente a quiénes debemos solo mirar, quiénes de forma callada y casi sin publicidad trabajan día a día para que los demás tengamos alimentos, medicinas, curas para nuestra dolencias, seguridad y limpieza en nuestras ciudades… frente a quienes aprovechan el ruido y la publicidad para engrosar sus cuentas corrientes sin aportar nada útil a los demás.

Me viene a la cabeza nuestro querido Esopo, el famoso escritor clásico, quien además de ilustrarnos con sus fábulas nos dejó esta frase: «La rueda más deteriorada del carro es la que hace más ruido»

Esta pandemia, donde todo son pésimas noticias (muerte, aislamiento, crisis, soledad,…) trae consigo además multitud de aspectos positivos: elucidación de valores, nuevas oportunidades, redefinición de roles sociales. Está consiguiendo que aflore lo mejor de nosotros como individuos y como sociedad, nos está abriendo los ojos a un mundo de pequeños detalles que antes eran eclipsados por grandes y vacíos titulares. Estamos aprendiendo a valorar a aquellos que más aportan a nuestra sociedad bien sea con buenos consejos bien tomando correctas decisiones, enseñando a nuestros hijos o trabajando por nuestra salud y a desoír a aquellos que, con sus cantos de sirenas, nos ofrecen promesas vacías e imposibles de cumplir o pretenden convencernos que, al disfrazar la realidad, nos ayudan a solucionar mejor el problema.

El mundo inmobiliario, asistirá a una nueva forma de entender los hogares: buscaremos viviendas más versátiles, con más superficie, valoraremos más las zonas abiertas al exterior. Terrazas y balcones que fueron durante tanto tiempo acristalados, serán de nuevo abiertos y cobran valor. El descubrimiento del teletrabajo hará que podamos optar a vivir en aquel enclave que siempre habíamos deseado y que, por estar lejos del lugar de trabajo, descartamos en un primer momento; se exigirá, sin lugar a dudas, que las viviendas dispongan de una habitación más: el despacho… Las zonas comunes cobran importancia: zonas ajardinadas, espacios cubiertos…

Creo que estamos ante un importante proceso evolutivo en el que los Agentes Inmobiliarios debemos evolucionar también: se exigirá de nosotros más empatía, calidez y competencia, deberemos ser más transparentes y dignos de confianza porque la sociedad valorará más la reputación y las relaciones personales, el trato especial de las compañías cercanas, con menos recursos y con una manera diferente de hacer las cosas.

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